Una vez recolectadas, las trufas son directamente trasladadas a nuestra planta de manipulación. Es allí donde son cuidadosamente seleccionadas y clasificadas en función de su uso final.

 La mejor forma de apreciar el sabor y aroma de la trufa es en fresco, pero también realizamos elaborados en conserva y, de este modo, se consume fuera de temporada.

 Aunque el principal valor de la trufa se da en el ámbito culinario, tras haber colaborado con laboratorios, descubrimos propiedades de la trufa que la hacen muy recomendable en el ámbito de la cosmética. Tras su estudio e investigación, hemos desarrollado una línea de productos cosméticos.